Si hay algo que rescato del cine de animación japonés es su capacidad de trasladar historias que no son convencionales en el terreno de la animación. No le pidamos a Disney una película como Akira, por que no nos la va a dar, a pesar de tener en su registro obras turbulentas como Fantasía. Este es el caso de Paprika, película basada en el libro homónimo de Yasutaka Tsutsui y que está adaptada el celuloide por el fallecido Satoshi Kon.
En el futuro, la tecnología ha avanzado tanto que ha permitido a un grupo de científicos crear un aparato que es capaz de navegar de manera consiente a través de los sueños. De esta manera, se pueden combatir trastornos del sueño, mediante terapias avanzadas, o simplemente vivir aventuras de manera consciente, que en el mundo real no podríamos tener.
Paprika es el alterego de Atsuka Chiba, una de los genios detrás del proyecto, y que utiliza el “mini DC” para curar ansiedades en sus pacientes. Pero todo el proyecto aun esta en estado de prueba, y todo el trabajo de Atsuka y el resto de la corporación queda en jaque cuando uno de los prototipos es robado por un grupo terrorista.
El prototipo del “mini DC” aun no posee los filtros de seguridad necesarios, por lo que es utilizado para navegar a través de los sueños de sus creadores destruyendo sus personalidades mientras duermen. Convertida en Paprika, la doctora Atsuka Chiba realizará una investigación onírica para dar con el causante del robo, si es que en verdad son terroristas, y descubrir sus verdaderas intenciones.
Paprika es la excusa perfecta para tener paso libre a la hora de representar de manera impactante las fantasías, sueños y pesadillas del ser humano. Pocos guiones justifican de manera eficaz tener los sueños como protagonistas y es algo que el director Satoshi Kon sabia en su momento y lo aprovecho de muy buena manera.
Paprika está lleno de momentos de fantasía pura, transiciones oníricas y escenas que a simple vista carecen de sentido. Es preciosista y de un diseño fino y acabado. Ojo que la trama no es para nada compleja ni presenta elementos confusos o contradictorios, pero el uso de la animación esta tan bien hecho que es difícil diferenciar que se está soñando y que se está viviendo en realidad. Me refiero respecto a los protagonistas claro está.
Paprika es preciosa y confusa; y son estas cualidades las que la hacen tan buena. Es obvio que a pesar de sus pocos años de longevidad, Paprika como filme a influenciado lo suficiente a otras películas, como The Imaginarium of Doctor Parnassus (el mismo Terry Gilliam ha citado a Paprika en su top 10 de películas animadas) o Inception (Christopher Nolan cito la película de Satoshi Kon como “influencia” en el guion original). De cualquier forma nunca es tarde para ver películas de animación que no estamos tan acostumbrados a ver en el oriente. Y esa es una de las gracias del cine de animación japonés. Espero que lo recuerden.