A veces las mayores traiciones hacia nuestra persona son perpetradas por nosotros mismos. Nuestra propia personalidad a veces nos juega malas pasadas, pero en el momento es difícil saber que estamos haciendo bien y que estamos haciendo mal. Como dicen por ahí, el camino al infierno está empedrado de buenas intenciones.
Nota del autor:
El siguiente trabajo es una obra de ficción. Cualquier semejanza con personas vivas a muertas es mera coincidencia. Especialmente para ti, Jenny Beckman. Perra.
Así parte 500 Days of Summer. La nota al pie no es nada antojadiza. Un relator nos recuerda que esta película, a pesar de estar relatada en forma de una comedia romántica, no es una historia del tipo “y vivieron felices para siempre”.
La historia muestra a Tom (Joseph Gordon-Levitt), un frustrado arquitecto, que trabaja en una imprenta de tarjetas conmemorativas. Tom aún sigue creyendo, incluso en este cínico mundo moderno, en la noción de un amor idealizado, predestinado por el cosmos y que golpea como un rayo sólo una vez. Estos ideales chocan de frente con Summer (Zooey Deschanel) que no cree lo mismo, sino todo lo contrario.
A pesar de sus opuestas formas de ver el amor, la chispa se enciende entre ellos. Ahora la película, en uno de sus mayores aciertos, salta y alterna las distintas fases de la relación donde el director (Marc Webb) crea una sensación de que Tom y Summer son los únicos en el mundo. Resalta las perfecciones de Summer mediante el uso de primero planos y en varios momentos, la música acompaña como un tercer personaje a la pareja.
El canturreo por parte de Summer a Tom con “To die by your side it’s such a heavenly way to die” es la línea idónea con la que estos dos personajes se conectan. Así, el uso de la secuencia no lineal para mostrar los distintos estados de la relación de ambos personajes y el acompañamiento musical (a veces llegando a extremos hilarantes), reafirma la idea de ese amor ideal, casi mágico o predestinado. Esto es un juego donde se usa al espectador, ya que en un principio advierte el final de la relación. Pero nuestra idealización de las cosas nos hace olvidarnos fácilmente de la realidad y aunque esta historia de amor esté destinada a hundirse, el deseo de que la chica y el chico terminen juntos es más grande que todo lo malo, y a pesar de todas las advertencias que el narrador y el mismo director hacen desde el primer minuto, no sólo el corazón de Tom se rompe cuando los créditos corren, sino también el del espectador.
500 Days of Summer cubre desde el enamoramiento, las citas y el sexo hasta la separación, las recriminaciones y la redención, todo lo cual se suma al caleidoscópico retrato del por qué y el cómo seguimos esforzándonos de modo tan risible, rastrero y ciego para encontrar sentido al amor… y esperar convertirlo en realidad.